La Incertidumbre

Cada vez que anunciamos un evento, algunas parejas nos escriben para preguntar por los asistentes. Aunque es una información que nunca damos (y que pocas veces conocemos con mucha antelación), nos llama la atención que sea algo repetitivo.

Y resulta que sucede lo mismo en eventos privados y en reuniones organizadas por amigos. Lejos de incomodarnos, nos hemos tomado la tarea de comprender este comportamiento.

Y no es más que la necesidad/deseo de sentirse seguros, en la mayoría de los casos. De correr pocos riesgos y de sentir que la diversión va a estar garantizada. Y todo eso lo respetamos; también es parte del paisaje.

Pero debo confesarte que no encuentro mayor emoción que cuando asisto a una fiesta o reunión swinger, sin tener la más mínima idea de a quién voy a encontrar.

Es esa atracción por lo desconocido, precisamente lo que nos trajo a este mundo. Esas ganas de experimentar. De poder disfrutar el sexo casual una y otra vez. De verte seducida constantemente.

Y es que salir siempre con las mismas personas es caer en otra rutina. Y llegamos a ser swinger, justo para evitar las rutinas. Entonces, asistir a una fiesta y conocer nuevas parejas le da un toque especial a nuestra relación, a nuestra vida. Para nosotros, ser swinger es ser abiertos: abiertos a lo sexual, a lo social, a lo innovador, a lo desconocido.

Es cierto, también está el riesgo de no encontrar a nadie de tu agrado. O de no hacer química. Pero ¿acaso es obligación tener sexo? Para sexo garantizado siempre tengo a mi esposo. Para repetir con lo misma persona, siempre habrá algún soltero que “me colabore”. Pero lo de vivir una nueva primera vez, eso es algo que debo buscar fuera de casa, y fuera de mi círculo de amistades.

Entonces, asumo el reto. Me lanzo al vacío y asisto sin ningún temor. Con la adrenalina a tope disfrutando la incertidumbre por aquello que desconozco…

Artículos relacionados

Respuestas